Monday, May 19, 2008

Archivos


Quienes quieran el programa de la eucaristía de Pentecostés, así como también la hoja de cantos usada ese día y el arte que pusimos en la entrada de de la iglesia, pueden descargarlos en el siguiente link:
Archivos Pentecostés

Perdon



Autor: Fabio Miguel Pereyra
http://reflexionesbreves.blogspot.com

Perdonar, una tarea a la que el cristiano no puede hacer oídos sordos, una práctica que muchas veces conlleva con ella misma un sentimiento de alivio tanto para el que perdona como para el que es perdonado.

Sin duda que el no perdonar nos ata en nuestro interior, y se encarga de hacer crecer grandes sentimientos de rencor, amargura, etc, etc, creando un germen con capacidad de crecer y condicionarnos.

Tambien entiendo que no siempre perdonar signifique reestablecer la anterior relación o situación, pero indefectiblemente creo que es necesario el perdón, en más de una oportunidad esto no es tan fácil, y a veces entra dentro del rango de lo imposible.

Quizás ante la mayoría de las ofensas que recibimos o cometemos no sea tan complejo el ejercitar esta disciplina, ya que está mas que claro que todos somos seres falibles y que cometer errores que dañen u ofendan a otros, de alguna u otra manera es algo que todos atravesamos o cometemos en más de una oportunidad.

Entonces podríamos decir que acordamos que corresponde perdonar cuando la falta que cometimos o nos cometieron es del tamaño “Standard” o normal.

¿Quién de nosotros no ha perdonado alguna falta de las consideradas comunes o normales?, creo que todos, y es más, tampoco creo que haya discusión acerca de este tipo de perdón. Hasta aquí podríamos decir que todos estamos de acuerdo.

Lo que sucede es que seguir las enseñanzas del maestro no es una tarea que cualquiera pueda interpretar de una manera lógica, tampoco que se pueda comprender solo con el intelecto.

Dijo Jesús

“Ama a tu enemigo.” Esto es imposible de entender.

También dijo

"Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas." (Mateo 6:14-15)

Pero que sucede cuando hablamos de situaciones muy graves, que desataron años de dolor, vidas frustradas, daños físicos y psíquicos que repercutieron a través de toda nuestra vida.

¿Que pasa con el padre que abandona a su hijo sin importarle nada?,¿que pasa con un violador que se aprovecha de la inocencia?, ¿que sucede con muchas otras situaciones que son tan complejas que parece imposible aplicarles perdón?

¿Tenemos también que perdonarlas?

¿Amar a nuestros enemigos, Perdonar siempre?

Esto es lógicamente imposible y creo que no estamos humanamente preparados para perdonar este tipo de herejías.

Sería muy fácil para mí sacar mi librito de cristiano y decirle a todo el mundo que en toda situación hay que perdonar, pero seguramente yo no comprendo por no vivir esa experiencia la magnitud y el dolor de la vivencia ajena, seguramente, angustias, secuelas, etc etc.

¿Cómo le digo al hijo abandonado y despreciado por su padre que tiene la obligación de perdonarlo?, creo que ese dolor merece respeto y no se soluciona solo con la guía de un manual.

Y seguramente si este hijo quiera en su buena intención perdonarlo se encuentre con la dualidad de querer pero no poder hacerlo.

Es que simplemente no estamos capacitados para hacerlo por nosotros mismos.

Por tal motivo es tan chocante cuando nos ponemos en el libreto de perdonar todo ante quien no quiere o no puede.

El poder perdonar estas situaciones no está dentro de las capacidades humanas.

Lo que sucede que seguir las enseñanzas de Jesús a veces significa ir en contra de toda lógica, pero el único que nos puede sanar de esos dolores arraigados en nuestro interior es El.

Enseña la Biblia que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad, y solo es capacidad de El poder perdonar todo.

¿Hay dolor por no poder perdonar en tu vida, o por lo que te ocasionaron?

Esta vez no te diré Perdona todo, te diré vuélvete a Jesús, y El con su Espíritu Santo se ocupará de mostrarte lo que debes hacer, te guiará a sanar toda situación del pasado y si le buscas de todo corazón te dará la capacidad de perdonar de una manera sobrenatural, esa capacidad que no tenemos y que solo podemos adquirir y entender cien por ciento viviendo cerca de El.

Lejos de Jesús solo hay una vida carente de plenitud.

Autor: Fabio Miguel Pereyra
http://reflexionesbreves.blogspot.com

Diezmo


Extraido del Blog de los Salesianos de Jarabacoa:
http://sdbjarabacoa.blogspot.com/
Por William Arias
(SDB - Jarabacoa) En días pasado viendo la televisión, me encontré con un programa de un tele-evangelista de las sectas, donde aquel hombre hablaba de la importancia que tenía el hecho de lo que él llamaba “diezmar” o dar el diezmo, sus argumentos me sorprendieron mucho y me dio la impresión de que más que probar bíblicamente la validez de su argumentación forzaba demasiado los textos bíblicos alusivos al tema.

Este criterio sobre el Diezmo que practican algunos grupos cristianos de denominación protestante se inspira en el libro del Deuteronómio 14, 22-29 y 26, 12, donde se invita al pueblo de Israel a dar el 10 por ciento anual de lo producido y ofrecerlo a Dios, como también hacerlo cada tres años. El anual era recibido por los levitas, sacerdotes y ayudantes del templo, y el trimestral era para los mismos levitas y gente necesitada. Esto de que los levitas recibieran el diezmo destinado a Dios para su sustentación, se basaba en el mandato del libro de Números 18,20-21, pues cuando se repartió la tierra de Israel a la tribu de Leví no le tocó ningún territorio para sus sustentación, ya que fueron designados por el Dios Yahvé para el servicio sacerdotal (Ex 32,28ss.).

Este mandato del Diezmo se extiende por algunos libros del Antiguo Testamento que invitan a su cumplimiento (Lev, 27, 30; 2Cr 31,6 y Tb 1,6) y en contra de su negligencia (Neh 13,10-12 y Mal 3,8), incluso en el Nuevo Testamento se hace mención de este precepto (Mt 23,23 y Lc 11,42; 18,12), pues en la base de sustentación del mismo, está el hecho de que Dios es el dueño verdadero de la tierra que ocupa Israel, y por tanto cumplir con lo que ha Dios corresponde, se asegurada la bendición para todas sus empresas.

El Diezmo era algo propio de la religión judía, estaba enclavado en las enseñanzas antiguas, con la llegada de Jesús y la posterior formación de las comunidades cristianas, tal práctica no se prescribe en medio de las comunidades, ni aparece como una obligación para aquellos que aceptan a Jesús y forman parte de la Iglesia naciente; lo que si aparece, sobre todo en los escritos paulinos, como sustentación económica en las necesidades de la comunidad, y no como obligación o mandato, es el hecho de la Colecta (Hech 24,17; Gal 2,10; Rm 15,25-27.31; Icor 16,1-3 y 2Cor 8,9).

En 1Cor 16, 1-2 Pablo le dice a la comunidad una forma de cómo debe de hacerse dicha colecta, es decir, el día primero de la semana (Domingo) cada uno debía de depositar lo que haya podido ahorrar; el Apóstol ni les impone, y en Rm 15,26 habla de la realización de ella a favor de los pobres. En conclusión, con la llegada de Cristo y el nacimiento de la Iglesia, los Diezmo que estaban en función del culto antiguo judío quedan suprimido, como bien nos dice la carta a los Hebreos respecto a las prácticas religiosas y sacrificiales judías. Es cierto que hay que contribuir al sostenimiento de las necesidades de la comunidad y de los más pobres, pues para ello ha sido instituida, bíblicamente, el hecho de las colectas; cualquier mandato, dirigido a un restablecimiento de la práctica del Diezmo en nombre de la fe cristiana, en nombre de Cristo, estaría en clara contradicción con el nuevo precepto que la misma tradición cristiana nos ha transmitido por medio del Apóstol Pablo. Es posible que la argumentación a favor del Diezmo del Antiguo Testamento hoy día, por parte de algunos grupos y personajes denominados cristianos, no conlleve en sí la finalidad que el mismo tenía en Israel de dar lo que le toca a Dios y ayudar a los más pobres.

Tuesday, April 8, 2008

Paradigma



Cómo nace un Paradigma

Un grupo de científicos situó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: "No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..."
¿Te suena conocido?
No pierdas la oportunidad de pasar esta historia a tus amigos, para que, de una o de otra manera, se pregunten por qué están golpeando ....y....por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra.
"Es más fácil desintegrar un átomo que un pre-concepto"
Albert Einstein

Wednesday, April 2, 2008

Después de la Pascua



Padre Juan Linares SDB - 4/2/2008
La celebración de la Pascua se puede quedar en un entusiasmo de un momento que luego va desapareciendo y volvemos a la rutina y a la mediocridad en la vivencia de la fe que tenemos.

Podemos ser mediocres discípulos de Jesús, que incluso pueden llegar a desencantarse, desilusionarse y dejarse tentar por el abandono de “nuestras prácticas de fe”, instalándonos en una vida que aunque no renuncia a la fe, no tiene la fuerza para transformar la propia vida y la de la sociedad.

Es necesario el encuentro con el Resucitado que nos sacuda y nos ayude a superar nuestras dudas y mediocridades, que nos explique y nos haga comprender las Escrituras y nos enseñe a leer el plan que Dios tiene para nosotros. Pues hemos de recuperar la esperanza, la alegría y la pasión para que pongamos nuestras vidas a trabajar en la construcción de una sociedad de justicia, fraternidad, libertad y amor.

Cuando nos encontramos con Jesús Resucitado nos regala los cinco dones pascuales que Él prometió a la comunidad: la paz, el gozo, la misión a realizar, el Espíritu Santo y el perdón de los pecados.

El primer don es la paz. Es el saludo que da el Resucitado cuando se encuentra con los discípulos. “Les dejo mi paz, les doy mi propia paz”. Una paz que es la plenitud de los bienes del Reino. Una paz que sabe pagar el precio de la justicia. Una paz que debe ser objeto de la educación.

El segundo don es el gozo. Una alegría que es participación de la misma alegría del Resucitado. Esta alegría tiene su origen en el amor. La paz y la alegría florecen solamente en la libertad y en el don de sí mismo. El tercer don es la misión. La misión de los discípulos continúa la que Jesús ha recibido del Padre, en ella encuentra su modelo y su origen.

A través de la misión se ejerce la obediencia en el cumplimiento de la voluntad de Dios y esta misión es anuncio de salvación, especialmente para los pobres. El cuarto don es el Espíritu Santo. Es imposible cumplir la misión si no se posee el Espíritu. Cuando los discípulos encuentran hostilidad y se ven expuestos a la duda y al desánimo, entonces necesitan seguridad y el Espíritu se la dará.

Con el Espíritu es posible programar y realizar la misión. El quinto es el perdón de los pecados. Es un don que se imparte en la Iglesia y mediante la Iglesia. La Iglesia se presenta como comunidad de salvación, denunciando y oponiéndose al pecado y acogiendo al pecador arrepentido. El pecado es la opción fundamental contra la verdad y el amor.